Se había generado mucha expectativa en
relación a este reci. Se difundió por todos los medios posibles, y cuando unas
semanas antes preocupaba a los organizadores la poca cantidad de entradas
anticipadas vendidas hasta ese momento; y el hecho de tener que cubrir un par
de gastos imprevistamente, en la semana del evento, las anticipadas ya estaban
agotadas. Por primera vez, los punks no se estaban durmiendo para después
quejarse, como siempre a última hora frente a las boleterías por el precio de
las entradas.
Llegaba la noche del sábado y llegábamos a Kop
Town cerca de las 21:00, con una gran cantidad de gente ya esperando enfrente.
Las camperas de cuero y los jeans ajustados se iban multiplicando a pesar del
calor tremendo. Hasta apareció un chico con una cresta, cosa que hace tiempo no
veía, y que me hizo recordar a mi mismo hace unos 7 años atrás, cuando andaba
por la vida con 5 spikes.
Alrededor de las 22:00 empezaba el ruido.
Vecindad Autopsia calentaba los motores con u baterista distinto, pero que
estuvo acorde a la banda. Rapidez y letras que varían desde el humor, lo
sarcástico, la critica social; mezclando el español con el guaraní.
Lastimosamente la gente aun no iba entrando, por lo tanto, el pogo fue algo
frio aun. Sin embargo, la energía en el escenario nunca decayó. Alguna que otra
alusión al Straight Edge, al Longboard y los raudales, y sorprendían con una
versión magistral de Surfin’ USA de los míticos Beach Boys.
Después de los esteños; el escenario recibía a
la banda que hizo renacer (o por lo menos, mantuvo viva la llama) el punk
ramone en Paraguay: Mojones. Tocando cada vez mejor a medida que pasa el
tiempo, y con un repertorio con casi totalidad de temas propios que son
coreadas ya por la gente, no hay duda que están consolidados como referentes
del punk flequilludo no solo a nivel local, sino internacional.
El ambiente ya estaba caliente. El local a
estas alturas, ya estaba casi lleno. Peter Punk era la última banda telonera en
subir. Y fue acá que supe que no sería una noche como otras. Iba a ser
especial. Ya era especial. Con el primer
tema de la ya veterana banda, un tremendo pogo (de verdad, inesperado para mí)
se desató, y nunca decayó, manteniéndose hasta el último tema. Y es que para
que suceda eso la banda no fue la única culpable. No. Veia a mucha, muchísima
gente de la “vieja camada” esa noche, que estaba con ganas de divertirse, de
poguear, de gritar; y que sin duda hizo que ese agite sea posible. Los chicos
de Peter Punk dieron un show largo (pero jamás aburrido) e impecable. Y es que
ya los años de estar tocando y que la formación sea sólida favorece bastante a
que el resultado sea como una maquinita sonando: Todo bien encajado. Y así
quedábamos esperando el plato principal: Expulsados.
La locura general se había desatado. Yo (así
como veía en muchas otras personas) ya tenía una gran sonrisa pintada en la
cara. Y era la única reacción que por inercia podías tener estando ahí adentro.
Ver a muchísima gente que hace años no veías, ver un pogo como el que hace
tiempo no tenias frente a vos, todo era muy emotivo. Luego de varios minutos
preparando el escenario para la banda que nos visitaba, finalmente salían los
argentinos para el desatar la furia.
Si, Expulsados, luego de varios años, estaban
de nuevo en Paraguay. Y pareciera ser que las ganas contenidas de ver a la
banda durante ese largo tiempo exploto. Y fue uno de los agites más lindos que
vi en mi vida, sin nada que envidiar a recis de otros países. Y cada bomba de
dos minutos de duración explotaba después de un balbuceado Guan Chu Tri For del
bajista. Con un repertorio amplio, bien desmenuzado de toda la discografía,
Expulsados hacia una fiesta enorme. Y lo que más llamaba la atención eran las
cosas “tomadas prestadas” del hardcore: Stage Divings, gente nadando sobre la
cabeza de otros, y algún que otro headwalk accidental. La banda se bajaba y la
gente quería más. No íbamos a darnos por vencido. Y tras unos minutos, subían
para el encore. Clásicos sonaban y el pogo seguía. Un Sebastián muy permisivo
con respecto a algunas personas que subían y ya no bajaban del escenario, supo
crear ese feeling con el público. Pero como ninguna fiesta es eterna, el reci
llegaba a su fin.
Y salí satisfecho no solo por el hecho de
acabar de ver un tremendo show, sino por el hecho de saber que chicos como vos
y yo que trabajan, estudian, y la pasan arañando cada mes; esos chicos son capaces desde hace un tiempo
de armar conciertos con bandas internacionales y con una calidad impecable.
Amigos que hacen hasta lo imposible, priorizan gastos y se privan de muchas
cosas por cumplir sus sueños: Traer a aquellas bandas a quienes admiran y
quieren compartir con nosotros ese sentimiento. Porque teniendo productoras que
siguen lucrando con la música, y marcas que acosan con sponsoreos a cambio de
figurar en los eventos, hay también gente que cree en la autogestión y en la
independencia musical. Y es por esa gente que hay que agradecer, y sobre todo,
apoyar. Ya que traer una banda de afuera no es cosa ni fácil ni gratis, y el
día en que eso se entienda, quizás; se deje de especular acerca del precio de
una entrada. Ese 14 de diciembre muy difícilmente se va a borrar de la memoria
de muchos, el punk ramone está vivo; pero sería aún más lindo si estuviese vivo
y con la misma convocatoria cada vez que hayan recis de bandas locales.
*todas las fotos de este articulo fueron tomadas por Steven Baez (https://www.facebook.com/steven.baez.5)










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