Fue todo muy sorpresivo. Sorpresivo que ya me había
resignado a no ver a Dosmi esta vuelta en Asunción, hasta que los rumores se
hacían cada vez más fuertes en el trascurso de la mañana/tarde del domingo 9 de
Marzo, un dia después de su abarrotado e incidentado show en Kop Town (tal como
lo habían predecido los propios fans de la banda en la página del evento en Facebook)
que había terminado antes de tempo, por culpa de los inadaptados de siempre;
tal como pasó con el recital de Katarro Vandáliko, unos días atrás.
Ese sábado muchos no pudimos ir por varias razones,
entonces, el domingo era el día. Y no me sorprende para nada este tipo de anuncios
por parte de Kilkenny, que en estos dos años, no me dió más que buenas noticias
y shows inolvidables cargados de alegría y emoción, lejos del hardcore, fueron
responsables de traer a Virus, Camouflage, Gogol Bordello (GRATIS!), Peter Hook,
bandas o personas a las que admiro muchísimo. Volviendo al tema: En la página
de Kilkenny anunciaban el show por la tarde: Dos Minutos com un show extra en Asunción.
Sin pensarlo dos veces, tiré las planillas del laburo y salí de casa rumbo al
local.
Rodeado de amigos, llegábamos al local, ya por esas alturas
lleno, y encontramos a los chicos de la banda sentados en una de las mesas como
cualquiera de nosotros, intercambiando con la mejor onda palabras y sacándose
fotos con todos aquellos que se les acercaran. Un gesto que mantienen en más de
20 años de carrera; saben de donde vienen y no olvidan algo muy importante: LA
HUMILDAD; humildad que tanta falta le hace a pseudo ídolos de la “escena” punk
de estos lares. Cerca de la medianoche, y ante el agite de los que estábamos
allí, los 5 chicos subían al palco para el delirio de todos, que a esas altuas
apartaban las sillas y mesas que el bar habia colocado por delante (grave error,
el Punk es baile, no un espectáculo de Ópera) y empezaban con todo.
De todos los shows de Dos Minutos a los que asistí, éste fué
el mas “íntimo”, por llamarlo de alguna manera: No habían vallas, no había
setlist: Tocaban lo que el público pedia, hacían poguear sin parar a todos. Empezaban
con la arrolladora “Barricada”, hardcore simple, sencillo, rápido. Todos sus clásicos
iban pasando uno tras otro: Amor Suicida, Lejos Estoy, Ya no sos igual, Piñas
van, piñas vienen, Canción de Amor, Vago, entre muchos otros, Mosca pasando el
micrófono a los que estábamos adelante en clara señal de no tener una pizca de
rockstar.
Cerca de la 1 de la madrugada, el show terminaba; y algunos saliamos
del local con mucha alegria y empapados de sudor, otros, en medio de empujones,
amenazas y golpes, sí: Los famosos “Sanjo” no faltaron al show. Los ex alumnos
del San José, que suelen aparecer en este tipo de recis y que no tienen nada
mejor que hacer que matarse en um gimnasio, pichicatearse y buscar peleas en
medio de su dialecto cheto.
El lunes me levantaba apenas para ir a laburar, con una
ronquera extrema y cantando bajito “Por eso odio laburar, pero tengo que ir
igual”. Sí, el tema de la banda que habíamos visto la noche anterior; y no podia
evitar el brote de uma sonrisa en mi rostro, esa sonrisa que la gente “normal”
nunca va a entender.
Chavo.
Fotos por: Dani y Gris