sábado, 15 de marzo de 2014

Dos Minutos en Kilkenny: Cuando las vallas están de más

Fue todo muy sorpresivo. Sorpresivo que ya me había resignado a no ver a Dosmi esta vuelta en Asunción, hasta que los rumores se hacían cada vez más fuertes en el trascurso de la mañana/tarde del domingo 9 de Marzo, un dia después de su abarrotado e incidentado show en Kop Town (tal como lo habían predecido los propios fans de la banda en la página del evento en Facebook) que había terminado antes de tempo, por culpa de los inadaptados de siempre; tal como pasó con el recital de Katarro Vandáliko, unos días atrás.
Ese sábado muchos no pudimos ir por varias razones, entonces, el domingo era el día. Y no me sorprende para nada este tipo de anuncios por parte de Kilkenny, que en estos dos años, no me dió más que buenas noticias y shows inolvidables cargados de alegría y emoción, lejos del hardcore, fueron responsables de traer a Virus, Camouflage, Gogol Bordello (GRATIS!), Peter Hook, bandas o personas a las que admiro muchísimo. Volviendo al tema: En la página de Kilkenny anunciaban el show por la tarde: Dos Minutos com un show extra en Asunción. Sin pensarlo dos veces, tiré las planillas del laburo y salí de casa rumbo al local.

Rodeado de amigos, llegábamos al local, ya por esas alturas lleno, y encontramos a los chicos de la banda sentados en una de las mesas como cualquiera de nosotros, intercambiando con la mejor onda palabras y sacándose fotos con todos aquellos que se les acercaran. Un gesto que mantienen en más de 20 años de carrera; saben de donde vienen y no olvidan algo muy importante: LA HUMILDAD; humildad que tanta falta le hace a pseudo ídolos de la “escena” punk de estos lares. Cerca de la medianoche, y ante el agite de los que estábamos allí, los 5 chicos subían al palco para el delirio de todos, que a esas altuas apartaban las sillas y mesas que el bar habia colocado por delante (grave error, el Punk es baile, no un espectáculo de Ópera) y empezaban con todo.



De todos los shows de Dos Minutos a los que asistí, éste fué el mas “íntimo”, por llamarlo de alguna manera: No habían vallas, no había setlist: Tocaban lo que el público pedia, hacían poguear sin parar a todos. Empezaban con la arrolladora “Barricada”, hardcore simple, sencillo, rápido. Todos sus clásicos iban pasando uno tras otro: Amor Suicida, Lejos Estoy, Ya no sos igual, Piñas van, piñas vienen, Canción de Amor, Vago, entre muchos otros, Mosca pasando el micrófono a los que estábamos adelante en clara señal de no tener una pizca de rockstar.




Cerca de la 1 de la madrugada, el show terminaba; y algunos saliamos del local con mucha alegria y empapados de sudor, otros, en medio de empujones, amenazas y golpes, sí: Los famosos “Sanjo” no faltaron al show. Los ex alumnos del San José, que suelen aparecer en este tipo de recis y que no tienen nada mejor que hacer que matarse en um gimnasio, pichicatearse y buscar peleas en medio de su dialecto cheto.

El lunes me levantaba apenas para ir a laburar, con una ronquera extrema y cantando bajito “Por eso odio laburar, pero tengo que ir igual”. Sí, el tema de la banda que habíamos visto la noche anterior; y no podia evitar el brote de uma sonrisa en mi rostro, esa sonrisa que la gente “normal” nunca va a entender.

Chavo.
Fotos por: Dani y Gris