domingo, 16 de agosto de 2015

Tesape’a Fest I – Los Caidos y Beautiful Sundays en Asunción: El cansancio nunca nos venció

Después de meses intensos, tengo tiempo de sentarme a escribir sobre lo que más me gusta: mis amigos y la música.  Y en esta ocasión, ambas cosas se unieron. Luego del reci de los Beautiful Sundays acá en Diciembre, de alguna manera todos habíamos quedado con ganas de más. Pasó un mes y nos confirmaban la noticia que nos hizo estallar de alegría: “Preparate, que en Abril vamos a tocar de nuevo”. Recuerdo que me invadió una alegría tremenda. Pero pensamos con Hernán: Ya que se vienen, y si estiramos una banda amiga y hacen juntos el viaje?. Adivinen cual fue la primera banda que se nos pasó por la cabeza. Si, adivinaron: Los Caidos. Tras unas semanas de insistencia, también confirmaban la presencia. No quedaba nada más que armar todo y dejar listo para el gran día. Qué mejor ocasión que celebrarlo poniéndole el nombre del sello que de alguna manera reunía a todas las bandas que tocarían ese dia. Así nació el Tesape’a Fest. El reci quedaba de la siguiente manera: Desde Buenos Aires, Beautiful Sundays y Los Caidos. Desde Formosa, Argentina: Brigada King Kong. Y los locales: Estampida, Sarcoma de Kaposi y Falta Envido. La fecha: Sábado 4 de Abril de 2015. Antes harían una parada en una ciudad hermana: Posadas, Argentina.



El tour empezaba en Posadas, donde el Jueves alrededor de las 21 llegaba el primer móvil de los 3 que hacían la caravana: Los Beautiful Sundays iban llegando de a poco al hostel donde estábamos y nos entrelazábamos en abrazos y sonrisas interminables. Así llegaron todos, cenamos y fuimos a caminar en las playas a orillas del Paraná, claramente sin ganas de dormir. Había demasiado con qué ponerse al día. Ya muy de madrugada fuimos a nuestras camas a prepararnos para el reci del Viernes.
Al día siguiente, nos encontramos con una ciudad vacía por causa del Viernes Santo. Una larga caminata buscando cosas para cocinar el almuerzo bajo un sol tremendo, una comida riquísima en el hostel, el preparado de las ferias, una nueva caminata, helados, charlas y música fueron las actividades  hasta la noche, donde todos fuimos hasta el local del reci. Qué decir de ese concierto? Lo resumo en dos palabras: Orgullo y alegría. Orgullo de mis amigos Mariachi y Mariana, que se pusieron los pantalones en un lugar casi olvidado y lograron hacer de Posadas una parada obligatoria para muchas bandas de América y Europa. La gente no paró de bailar con todas las bandas, el local estaba lleno y todos volvimos con una sonrisota en la cara.





Al día siguiente, la caravana seguiría a Asunción antes del mediodía, pero con Rama, baterista de Los Caídos, nuestro recorrido empezaba temprano: A las 6 de la mañana ya estábamos en pie yendo a Encarnación a tomar el bus que nos traería a la capital. Tras un viaje loco, llegando justo a tiempo y cruzando la Aduana sin hacer papeleos, llegamos en medio de una tormenta a Asunción que estaba inundada. Llegamos a casa, que estaba lista gracias a Benito, Rebe, Juanjo y Roy, nos dispusimos  a cocinar una meriendacena para los chicos que estaban llegando. Tardaron demasiado, el GPS los había tirado para cualquier lado, la tormenta los había atajado, pero estábamos listos para hacer el show.


Fui a Gales a preparar todo, el local que nos recibió sin problemas cuatro días antes del Fest, ya que el anterior local nos había dicho que cerrarían esa fecha y que nuestra reserva de meses había quedado sin efecto. Fuera del local ya habían personas afuera una hora antes del show. Empezamos a armar todo con la ayuda de gente que había ido a ver a las bandas y se ofrecieron a dar una mano, como Oggy, Fer, Kaka y Rebe. Una vez que todo quedó montado, solo esperábamos a las bandas para arrancar.


La gente llegaba de a poco, un poco retrasados por el mal tiempo, pero por suerte la lluvia había parado y todo se disponía a ser una gran noche. El local estaba ya por la mitad cuando arrancó la primera banda: Falta Envido. Rápidos y con furia, empezaron a calentar los motores, empezaron los primeros pogos y aún quedaba demasiado. La siguiente banda destrozó todo lo que había. Volvían después de un buen tiempo de dejarnos huérfanos de powerviolence: Sarcoma de Kaposi. La gente se descontroló, pogueó, cantó, todo. Nos dejaron en claro quienes son los papis del sonido rápido acá, sonando como una maquinita. Entre banda y banda, sondaba la selección en vinilos de Born Mean y Maria Vertúa, que de alguna manera apaciguaban los ánimos para volver con todo después. Llegaba nuestro turno con Estampida. Los nervios nos jugaron una mala pasada en algunos tramos de algunos temas, pero la zafamos.


Empezaban las bandas que nos visitaban del otro lado de la frontera imaginaria: Brigada King Kong, quienes prácticamente ya son locales, nos atropellaban con un sonido rápido, corto, sin firuletes. Una cachetada tras otra. El pogo era el regalo que todos daban a estos cuatro pibes que dijeron sí desde un principio y se sumaron a compartir con nosotros esta fiesta. La gente ya estaba descontrolada, y fue ahí que empezaron los momentos con más adrenalina de la noche.


Subían primero Los Caídos. Había gente que los veían por acá tres años después. Había gente que los veían por primera vez. Empezaban con Desconozco, y lo hilaban con Rencores. Daban paso a sus clásicos Destruye tu escena, Vampiros, Dejaste el Hardcore por tu novia, Oveja, Japcore, Tramontina. La locura se había apoderado del más de centenar de personas en el local repleto. Los que estaban sentados tuvieron que despegar el culo del asiento y salir a hacer pogo. Siguieron con La farsa, Donde, Bruma, Basta ya! (que desastre se armó con esta!) y Cicatrices, donde se dieron un pequeño descanso. Quedaban aún varios temas, y retomaron la marcha con Tempestad, Día tras día (con invasión de escenario), Trapos, Multinacional, El Destierro, Resignarse y allí se vendría el momento más emotivo de la noche. Joaquín dedica el tema que estaba por venir a Gustavo Alfonso (con quien habían compartido en el primer tour un almuerzo abusivo), y a Jeimy, quién lastimosamente no puso ir. Empezaban los primeros acordes y a todos les sonaba familiar, hasta que empezó a cantar: “Son 200 muertos…”. TODO el local se descontroló, peleando por el micrófono y poder cantar una partecita. Ricciardi, que estuvo tranquilo todo el tiempo, se subió al escenario con el puño en alto a cantar todo el tema. Los Caidos estaban homenajeando a una de las primeras bandas de hardcore punk paraguayas: 200 Muertos. Luego de unos segundos para que todo vuelva a la normalidad, venían los dos últimos temas: Odio y el clásico Hablás, mentís decepcionás. Asi pasaban esos chicos a quienes se los esperó 3 años y esas ganas contenidas explotaron.



Ahora, cerraban los más hermosos. Cuatro meses antes habían abarrotado un local y se encargaron de crear un baile gigante. Esta vez, ya todos los esperaban para volver a repetirlo. Beautiful Sundays subían para tocar y alegrarnos el corazón. Empezaban el completísimo set que prepararon con You Can Do It, para armar el pogo y dibujar sonrisas en los rostros. Seguian con Camilo, Blue, I lost myself, Today hasta que llegó Wake Up y fue mi turno de ayudar a Hernan una vez más a cantar este tema (ya se hace costumbre). Seguían con Help Me, Desamor, Dreams, Someone, Maybe, Piscis (Shis se volvió a descontrolar en este tema), Con Vos, Friends, para dar paso a los tres covers que están en su último EP: Third Floor Fire Escape View de The Cat's Miaow, Birthday de los australianos Hard Ons, (el que más cantó fue Nachito, guitarrista de Los Caidos) y No Demuestra Interés, de NDI, con el que se armó un descontrol general. Los decibeles bajaban con About Me, para seguir con Better, el tema homenaje a Simone de Beauvoir que Enri agitó como loco. Despedida nos ponía medio tristongos, Tonight y Be My Guest hacian bailar a las chicas adelante. Ya sé fue fuertemente coreado por todos. Seguian con Same Story, I can’t, Rain, Faster, Wars y cerraban con Beautiful Sundays.



El cansancio nos había destruido por completo. Volvimos a Sajonia a que descansen quienes lo necesitaban y nos quedamos charlando con Pabli, Nachito y Hernán en el corredor sin poder dormir. Antes de que salga el sol, la caravana volvía a arrancar. Nos despediamos medio zombies, por suerte esta vez no fue tan triste.



Así pasaban dos bandas que son prácticamente locales a pesar de los kilómetros que nos separan. El legado que siguen dejando es inolvidable, y el lazo de amistad es cada vez más fuerte. Simplemente agradecerles toda esa humildad, predisposición, y sobre todo verdadero compromiso con lo que dicen, el de llevar la música y el mensaje sin intención de lucrar a todas partes.


CHAVO.